Saltamos del bookcrossing a una modalidad diferente de intercambio que ha nacido en nuestro país bajo el nombre de Bike crossing o BKC, que como su nombre indica se refiere a liberar bicicletas que una vez remozadas, reparadas y puestas a punto – quién no tiene una bicicleta propia o de sus hijos que no usa y que se muere de risa en algún rincón o en el trastero – se libera para que quien la quiera coger y adoptar lo haga; la principal diferencia con experiencias hermanas como el bookcrossing y el postcrossing, es que no se hace seguimiento de las bicicletas, si se vuelven a liberar o nó y se quedan definitivamente en poder de alguien. Los promotores de esta singular y desinteresada iniciativa de ayuda mutua tienen web y blog propios, así como un foro para los entusiastas de este sistema de dotar a los sin ruedas de elementos móviles no contaminantes y tan amigables como son las bicicletas.
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